lunes, 19 de junio de 2017

De fino de Chiclana

El gran Kiko Veneno se volvía loco por tomarse un finito de Chiclana, aunque fuera en una botella de Coca Cola...


Pues yo me he tomado hoy un finito de Chiclana (de Reguera, para más señas) y me ha costado 1,30 euros. Un escándalo. En un bar de reciente apertura. Y cuando en ese mismo bar, ese mismo vino, servido en la misma cantidad, costaba hace dos semanas "solo" 1,10 (que ya me parecía caro, pero bueno, todo sea por consumir vino de la zona).

¿Saben qué es lo más escandaloso? Que el ejemplo del excesivo precio del vino de Chiclana es paradigmático y equiparable a otras casuísticas, lamentablemente, conocidas por todos en el pueblo. Con estos precios, el hostelero local da a entender que no sabe nada del producto que vende, que no lo quiere, no lo mima. Así se explica el declive del fino de Chiclana, antaño glorificado por tantos. Y como digo, el caso del fino de la tierra se propaga a otro tipo de productos. Se cobra caro y se sirve mal. Otra de las penurias que uno tiene que soportar de la hostelería chiclanera.

No me entiendan mal. No quiero generalizar, pero estoy harto que el turista cuando viene a pasar unos días por aquí, lo que más critique sea precisamente al sector hostelero. Eso lo saben mis amigos de la organización que los engloba y sé que están trabajando con denuedo para mejorar las condiciones del servicio. Pero falta tanto por hacer... empezando por mejorar el conocimiento del producto local porque a mi me ponen una copa de Reguera a 1.30 y está claro que no vuelvo a pisar ese bar en mi vida. Es una falta de respeto a algo que amo demasiado.

Y ahora, me voy con Kiko a tomarme un vino de Chiclana. A su salud.

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