miércoles, 17 de mayo de 2017

Perdónanos nuestros pecados

El pecado. Ese invento de algunos para hacer que la mayoría se sienta mal ante lo predicado como malo o prohibido. ¿Cuántas cosas placenteras han sido tachadas de pecaminosas? Muchas. Todas las que nos gustan. Y en multitud de ocasiones, la música ha sido calificada, juzgada, perseguida por pecaminosa... Ignorantes.

Mr. Groovy and the Blue Heads.
Robert Johnson no lo era. Ignorante. Pecador creemos que sí. Dice la leyenda (aunque hay otros que se lo atribuyen al también bluesman Tommy Johnson) que el Rey del Blues del Delta hizo un pacto con el diablo para conseguir ser el mejor guitarrista de blues. Sería leyenda pero al bueno de Robert seguro que no le hubiese importado hacer buenas migas con el Maligno y pecar de lo lindo para conseguir satisfacción tocando su vieja Gibson, de donde salieron unos pocos temas que han pasado a la Historia de la música. Uno de ellos sonó en la segunda edición del Cadizfornia Fest, evento a mayor gloria de la cultura surf y que congregó el pasado fin de semana en el poblado de Sancti Petri a un selecto grupo de artistas que nos hizo aventurar un maravilloso despliegue de goce musical.

Iseo.
Y pecamos. Pecamos de lo lindo porque así nos lo pidieron los chicos de Mr. Groovy and the Blue Heads. Tenemos que pecar porque nadie nos puede decir que el placer es malo. Pequemos porque la música es goce, es excitación, es sentirse vivos. Y qué forma de calentar al personal tienen estos chicos con ese blues eléctrico, enérgico y puro, que bebe de las fuentes originarias para transmutarse en frenético power rock. De composiciones propias (Stuff the bank, Somos más), a la recuperación de clásicos como ese Walking blues del propio Robert Johnson, que más que cantado fue aullado. Todo acompañado por un combo sonoro excepcional, mezcla de experiencia y juventud. Quizás la clave de su puesta en escena sea esa mezcla fabulosa, mística y perturbadora. Tiritando nos dejaron. Ese día compartieron cartel con unos enérgicos Dry Martina que desplegaron su virtuosismo a ritmo de swing, rock, beat sixty dejando al personal con los pies echando humo de los bailes que se pegaron. Grandes los malagueños con un sonido limpio y excitante. Pero seguimos pecando. La noche final se cerró con el trovador de la calle, con la voz cercana y calurosa de El Kanka. El malagueño fue el epílogo a un derroche de sensaciones, de pulsiones que con sus canciones surgidas de la ironía y el desenfado, desembocaron en frenesí colectivo.

Fuimos pecadores ya el día de antes. A pesar del fresquito santipetreño, la bocanada de calor que emanaba del escenario nos hizo despojarnos de sensaciones extrañas para esta época del año. Ya nos quedó claro que los ritmos bailables iban a ser la tónica dominante en un festival que, aquí hay que agradecer a la organización su trabajo, fue una apuesta por ir más allá de lo meramente musical. Gastronomía, educación, deporte, apoyo a la artesanía... todo fue acertado sobrepasando a los escasos fallitos organizativos que suelen caracterizar a este tipo de eventos. Pero volvamos a la música. Nos volvimos malos con un verdadero descubrimiento para el que firma estas letras: Iseo & Dodosound, dúo que mezcla el dub con el reggae, con influencias del trip hop. Proyecto musical rayando en lo minimalista con la cautivadora voz de Iseo. Cat Platoon fue el álbum con el que se presentaron en sociedad y en él se contienen temazos tan subyugantes como Frozen desert o Zombies. Cautivadores fueron también The Agapornis, banda gaditana que en poco tiempo se ha hecho un nombre capital en la escena funk y soul. Garra, poder y una propuesta que invita a bailar con un sonido surgido del escrupuloso dominio de los cánones del género. Attitude, su último disco, es buena prueba de ello.
Dry Martina.

Lujazo para el Cadizfornia Fest que cerró la noche del sábado con el vitoreado regreso de No me pises que llevo chanclas. La banda de los hermanos Begines cumple 30 años de carrera en plenitud de facultades y con un bagaje de éxitos de los que que pocas bandas actuales pueden presumir. Un concierto de pura diversión y excitación con hits como Bolillón, Las calles de Chicago, Canario o ¿Y tú de quién eres? que invocó a las fuerzas pecaminosas que aún quedaban sin corromperse en el poblado.

Lástima de primera jornada que quedó deslucida por la lluvia torrencial que caía sobre Chiclana en ese momento. Aún así, a pesar de la baja de última hora de Aurora and the Betrayers, los esfuerzos de Malamanera y Arco quedaron recompensados por los aplausos de los valientes que se cobijaron en una de las carpas para escuchar la rumba-reggae de los primeros y los nuevos sonidos propuestos por quien liderara El Puchero del Hortelano hasta hace poco. Buen comienzo para un festival que presagiaba negros nubarrones y acabó por despejar dudas (y nubes) a base de ritmos bailables el resto del fin de semana.

Al final nos queda el regusto cálido de la buena música, de la fresca cerveza, de la alegría por haber incurrido en el mayor de los pecados con el que puede cargar el ser humano: pasarlo bien. Que nunca nos quiten eso.

No me pises que llevo chanclas.

Fotos: @zuhmalheur

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