miércoles, 3 de febrero de 2016

El amor patafísico

Love is in the air...

Y si el amor es por partida triple, ¡ya no te digo!

Lo de don Teopempo es de traca. Se despierta un día de la siesta tras una opípara comida, solicita la merienda (su té de la India con bocadillos de sardinas de Santurce) y alumbra una ideaca: meterse a polígamo. Lo ilógico sería rechazar tal premisa pero él abunda en ella, metiendo a su mujer, la maravillosa Zósima, en colosal enredo. Se buscan científicamente a las elegidas y aparecen las Finsterbusch Babaredo que son unas petates de no te menees y claro... todo sale como tiene que salir.

La Poligamia de La Pata Física es absurdamente lógica porque aparecen sardinas y bailes regionales dedicados a reyes godos de los que todos somos muy fans. Personalmente, a mi me hubiese gustado ver la obra tras haberme zampado seis huevos de oca con chorizo pero sin guindilla porque no me gusta el picante, que para picante ya tenemos a los actores de la compañía teatral independiente y con ánimo de superviviencia que tan excelsamente dirige nuestro amado don Guillermo Alonso del Real (Dios lo tenga en nuestra gloria, o sea, aquí... No me sean ustedes absurdos).

Este crítico personalmente notó bajo de forma al actuante que personificó a don Teopempo. El lagarto seguro que se puso fino a finos antes de empezar e hizo una actuación que es como pegarle a un padre. Y se las da de artista el muy fresco. Frescos estuvieron los demás intérpretes que tras resucitar a Lázaro y liársela parda a don Abraham (el de los sacrificios filiales), montaron una poligamia como Dios manda. Porque por haber hubo de todo: compromiso, boda, celebración, viaje de novios y no cuento más porque si no hago spoilers y a nadie le gusta saber que al final de la obra hasta se casan. ¡Uy!... Mil perdones.

Lo bueno de todo es que estos patafísicos van a seguir dando guerra porque ya tienen preparadas actuaciones en otros lugares de la geografía mundial como Jerez de la Frontera, tierra donde también hay vino con lo cual, el que hace de Teopempo será felicísimo.

Brindemos con té indio y con bocadillos de sardinas (o de salchichón de Vic, naturalmente) a la salud de estos impenitentes polígamos.



Fotos: Zúh Malheur

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