jueves, 5 de noviembre de 2015

El vecino de al lado

Son molestos. Hacen ruido. No nos dejan vivir en paz. Escudriñamos sus movimientos por la rendija de la persiana en cuanto salen de su casa. Son diferentes a nosotros, no los conocemos apenas y por eso les tenemos miedo, pero haremos cualquier cosa por defender lo nuestro. Lo nuestro...

El vecino de al lado. Del Sur. El Sur también existe pero no somos nosotros. Son extraños, por eso debemos luchar si nos invaden o atacan. Es una historia universal. Puede pasar en Arizona, en Ceuta o en las fronteras de Croacia o Hungría. Frontera es la palabra clave; es el gran mal de nuestro mundo. Desde que tenemos fronteras, no nos entendemos, nos separan, nos limitan, quieren poner barreras donde el instinto humano quiere saltar. Y se marcan las diferencias.

Histrión Teatro vuelve a Chiclana con una obra en el que las líneas artificiales trazadas en mapas son las protagonistas. Las líneas y los puntos que añade el ser humano para definir esas rayas. La diferencia, la diversidad, la ignorancia, la violencia, el miedo... Todo se une en Arizona, obra escrita y dirigida por Juan Carlos Rubio, que cumple con determinación su labor: la denuncia del huso de la herramienta del miedo en el ser humano. El miedo que mueve la Historia humana desde hace siglos. En este caso, Arizona es el miedo al vecino de al lado, al que se teme porque puede arrebatarnos nuestra feliz existencia. Puede pasar en el Sur de Estados Unidos pero puede ocurrir también en Algeciras... Y de hecho, pasa.

Una pareja, la de Arizona, interpretada por David García-Intriago y Gema Matarranz, bien pertrechados tras unos personajes que comienzan a ser esbozados como figuras planas para terminar llenos de ángulos y recovecos. Más el de Margaret que el de George, pero ambos determinados a cumplir con su función en la vida. Un compromiso con mantener el statu quo frente al diferente aunque eso implique el uso de la violencia. Espléndidos ambos intérpretes, muy cómodos con un soporte textual sobre el que navegaron con presteza a pesar de cierto momento de apagón de la acción, rápidamente superada por la versatilidad de los actores.

Histrión apuesta por el teatro ideológico, por el teatro con función social, por la pedagogía y acierta en el desarrollo de unos planteamientos que lejos de cierta parodia con la que los intérpretes acometen sus papeles, es escalofriantemente real. Por que sí, existen algunos estadounidenses que se creen cargados de razones para defender su país. Y por ello se apostan en las imaginarias fronteras (del Sur, claro). Lo trágico es que desde España vemos a los vecinos ahogarse en un trozo de mar que resulta ser una barrera ciertamente infranqueable.

Fotos: Paco López.

No hay comentarios: