jueves, 10 de septiembre de 2015

Descubrimientos y certezas




Y nos fuimos aquí cerca a escuchar buena música...

A degustar el menú que nos prepararon los chefs del Gibraltar Music Festival, que este año tenía como grandes reclamos a Duran Duran, Kaiser Chiefs y Kings of Leon. Lo bueno del cartel de este 2015 es que podías investigar, podías indagar entre los tres escenarios habilitados donde una treintena larga de artistas dieron lo mejor de sí. Y ahí fue donde, más allá de los consagrados, obtuvimos pequeñas dosis de felicidad por hallar verdaderos tesoros musicales. Un ejemplo, OMI,... o alguien que actuó con su nombre (Actualización: No era OMI, eran Dub Colossus). Lo cierto es que vimos a un jamaicano de unos 60 años con rastas kilométricas acompañado de una cantante y un grupo de soberbios músicos reggae. Diversión, ritmo y electricidad. Con solo dos minutos de concierto, ya quedabas enganchado.

Atrayente también fue el concierto a plena solana de los Strange Brew, perros viejos en este negocio y con un delicado sentimiento por el rock y el blues. Combinando temas propios con grandes éxitos (fantástica la versión de Roadhouse Blues), estos chicos sonaron de forma impecable y combatieron el calor y la humedad con chorros de buena música.

A Hechizo pocos los vimos, pero quedamos satisfechos con su tiempo de actuación. Un homenaje en toda regla a Héroes del Silencio con una precisión milimétrica en sus recreaciones de los temas más famosos de la banda zaragozana. A los degustadores del buen rock no se les defraudó.

El Gibraltar Music Festival tiene en su haber el querer ser un evento para todos los públicos. Grandes y pequeños y amantes del rock, del indie, del reggae o del pop más facilón. Gente como Ella Henderson o Little Mix son prueba de ello. Artistas procedentes del X Factor (una especie de Operación Triunfo versión UK), que gustaron mucho al personal aunque tampoco cabe reseñar nada destacable de sus respectivas presencias sobre el escenario.

Tras una jornada del sábado en la que Duran Duran fue el gran referente, el domingo se esperaba con ansiedad a los primeros espadas, bien teloneados por Supersubmarina que en un escueto concierto (la gran cantidad de artistas contratados hizo que los tiempos de actuación se cumplieran con puntualidad británica), dieron lo mejor de sí. Nada de florituras ni remilgos y un buen set list de éxitos de sus tres trabajos discográficos.

Nos fuimos a los 80 para vivirlos con Madness. El combo británico no defrauda porque saben dar lo que el público quiere. Lo ofrecen todo en sus shows y sus viejos éxitos tienen la habilidad de enganchar a las nuevas generaciones. Su locura es nuestra porque crecimos con ellos pero en pleno siglo XXI, se han convertido en unos tipos elegantes que saben defender un repertorio a la perfección. Igualmente impecables en lo musical, en un concierto que sonó bonito y que hizo mover los pies al personal al ritmo de Our house, One step beyond o It must be love.

Otra vuelta por el festival para irnos con los Kaiser Chiefs. Arrasaron. Cogieron al público por el gaznate y no lo soltaron hasta una hora y pico después, dejándolos exhaustos de puro gozo. No hubo momento de bajón, ni descansito para la banda de Ricky Wilson que ya en el primer tema saltó al foso y se abalanzó sobre el público a los sones de The angry mob. En un festival, lo que hicieron los Kaiser es la medida del éxito. Aturullar al personal con temazos directos... y los chicos de Leeds los tienen a puñados. Corrimos de lado a lado del escenario con su front men y nos desgañitamos con Oh my god, Everyday I love you less and less o I predict a riot. Sublimes e imperiales.

Y la cosa decayó. Para empezar, Kings of Leon no querían fotógrafos en el foso, con lo cual poco voy a decir de ellos tras este feo a los informadores. Tocan de fábula, tienen canciones buenas, pero tanto rezar les debe trastornar. Concierto decente pero previsible. Sin chispa. Sinceramente, salí de allí pensando en que con Kaiser Chiefs se acabó el Gibraltar Music Festival en su edición de 2015. Al menos, estos sí se entregaron a la música y a quien paga una entrada por verlos.

Fotos: Zúh Malheur.

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