sábado, 28 de febrero de 2015

Truman y Capote

En apenas un año vivimos la fiebre Truman Capote. Primero con la impresionante recreación-copia que Philip Seymour Hoffman hizo de este escritor en el biopic que dirigió Bennet Miller; y luego con la recreación que del mismo personaje hizo el inglés Toby Jones en Historia de un crimen. Eso fue allá por 2005/2006. Revisiones de su obra, visionados de las películas que se basan en las mismas y reportajes sobre uno de los más grandes nombres de la literatura estadounidense contemporánea, y todo ello con la sombra dorada de la estatuilla conseguida por Seymour Hoffman al interpretar al autor de El arpa de hierba.

De Capote se ha escrito y se ha hablado mucho. Gracias al cine, una novelita suya sin más trascendencia alcanzó status de joya. Desayuno en Tiffany´s que Blake Edwards convirtió en delicia fílmica hizo que Capote ganara enteros como narrador. Pero fue con el caso de Dick Hickock y Perry Smith con el que nuestro protagonista alcanzaría el estrellado definitivo.

El 15 de noviembre de 1959, en un pueblecito de Kansas, los cuatro miembros de la familia Clutter fueron salvajemente asesinados en su casa. Los crímenes eran, aparentemente, inmotivados y no se encontraron claves que permitieran identificar a los asesinos. Cinco años después, Dick Hickcock y Perry Smith fueron ahorcados como culpables de las muertes. A partir de estos hechos y tras realizar largas y minuciosas investigaciones con los protagonistas reales de la historia, Truman Capote dio un vuelco a su carrera de narrador y escribió A sangre fría, (por cierto llevada al cine por Richard Brooks), la novela que le consagró definitivamente como uno de los grandes de la literatura norteamericana del siglo XX. Capote sigue paso a paso la vida del pequeño pueblo, esboza retratos de los que serían víctimas de una muerte tan espantosa como insospechada, acompaña a la policía en las pesquisas que condujeron al descubrimiento y detención de Hickcock y Smith y sobre todo, se concentra en los dos criminales hasta construir dos personajes perfectamente perfilados, a los que el lector llegará a conocer íntimamente. A sangre fría, que fue bautizada de forma innovadora y provocadora por el mismo autor como una "non fiction novel", alcanzó un éxito inmediato y le otorgó a Capote la entrada en el Olimpo de los narradores.

Capote llegó a investigar este caso como parte de su trabajo de periodista en el The New Yorker. Cuando vio el material que tenía entre manos supo que esta iba a ser otra gran obra. Usó la base periodística para hacer un relato frío, cercano a los asesinos, pero no sesgado. La narrativa punzante del escritor atrapa al lector de una manera instantánea. La violencia descrita, la brutalidad en estado puro son dos características que hacen que esta obra sea impactante y estremecedora de principio a fin. Parece que es buen momento para volver a ver tanto Truman Capote como Historia de un crimen para ver dos formas de acercarse a un personaje icónico. Uno que se definió de forma perfecta: "Soy alcohólico, soy drogadicto, soy homosexual. Soy un genio”. Pues eso.

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