lunes, 12 de enero de 2015

Homo nesciens

El miedo. Todo fue por el miedo. Prometeo, al ver que el hombre estaba desprovisto e indefenso, robó a Zeus el fuego, que posibilitaría la habilidad técnica al ser humano para avanzar sobre los animales. Zeus, temiendo que los progresos del hombre fueran más allá de lo aconsejable para su posición como dios regente del Olimpo, montó en cólera y les otorgó un regalo envenenado. La alegre Pandora, portadora de una jarra llena de males. Males que afligen al hombre. El miedo a lo desconocido, como generador de cambios.

La insatisfecha curiosidad de los primeros filósofos en aquella Grecia clásica hizo que prosperara un conocimiento racional, sistemático y crítico. La filosofía daría la explicación que el mito proponía, pero de forma injustificada. Caería el miedo. Se alzaría la razón y la luz.

Los romanos tomaron de los griegos tantas cosas... Incluso el modelo de religión politeísta. Aunque la filosofía en Roma también trató de comprender de un modo racional la realidad, el panteón ganaba. La amenaza de una nueva religión que explicaba las cosas atemorizaba a los emperadores portadores del derecho divino por nacimiento. El miedo al nuevo y desconocido credo surgido en la veneración de un tal Jesús provocó matanzas y persecuciones. Las sombras volvían a aparecer.

Divisando el tiempo desde una posición de preeminencia, los cristianos querían arrinconar a los infieles musulmanes a recónditos parajes. El objetivo: liberar Tierra Santa; el medio: las Cruzadas. Todo en nombre de la cruz. Sangre y fuego, muerte y horror en honor a la verdadera religión. Ni rastro de la luz ni de la razón.

"¡Herejes! Van contra la verdad de Cristo. ¡Quemadlos!". La Inquisición puso de su parte. Vuelve el miedo a ganarle la partida a la razón. Más sombras.


A Mahoma no se le puede representar iconográficamente. Un dibujante piensa que la religión no es tan importante porque su función explicadora de la realidad ya la cumplen la filosofía y la ciencia. Creer en lo intangible es algo personal, pero podemos criticarlo. Dibuja a Mahoma, satiriza, hace humor. Libertad de expresión. Unos terroristas, cegados por la luz divina, matan en nombre de Mahoma. "Él dibujó antes", señala con su AK-47 aún humeante los cadáveres de los infieles. "Imponemos el miedo como verdad absoluta", añade.

Tengo miedo a que el hombre siga pensando en que una propia invención puede dirigir sus vidas. A veces pienso que la evolución ha dado de sí y tenemos ante nosotros una nueva especie: el Homo Nesciens. En eso sí que creo a pie juntillas.

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