lunes, 8 de diciembre de 2014

Ese 8 de diciembre de hace diez años

Unos días antes estaba un poco deshecho. Más bien hecho... hecho mierda. Había cerrado una etapa genial en mi vida. La había dejado atrás porque había que renovarse, hacer otras cosas, mirar hacia delante y no estancarse, pero me vi sumergido en ciertas decisiones poco afortunadas. A decir verdad, todo lo que hice en esos días fue beneficioso, aunque no demasiado lucrativo. No lo puedo remediar, le tengo gusto a la cosa crematística porque me da para sobrevivir.

Unos días antes estaba un poco deshecho, pero una llamada me alegró. Estaba viendo en mi casa Yo, robot (esa decepcionante adaptación de los relatos de Asimov) y hablar con Miguel fue como si me dieran un billete gratis para viajar en el Halcón Milenario surcando el hiperespacio. Al día siguiente, 8 de diciembre (festivo para más señas), debía estar con lápiz y papel en el Campo Municipal de Deportes. Partidazo del grupo X de Tercera División entre el Chiclana CF y el Betis B. ¿Así, Miguel, sin anestesia? Sin anestesia y con frío. Ese fue mi primer día "oficial" trabajando para Chiclana Información, el lugar donde me forjé como periodista, donde aprendí el oficio, donde me la pegué algunas veces, pero donde salimos triunfantes unas cuantas más.

La modesta pero inexplicablemente acogedora redacción del Información no era nueva para mi. Desde hacía un tiempo ejercía de columnista gracias a la amistad que mantenía con uno de los trabajadores de esa santa casa. Jesús Aragón fue el que me introdujo en ese mundo y el que me presentó a Miguel Verdugo, mi jefe desde aquel día. Congeniamos bien los tres y el aburrimiento y el no tener mejor cosa que hacer, provocaba que pasara mucho rato por allí. Eso, y que tenía internet gratis.

Pero volvamos a esa fría tarde de fútbol. Llego al Municipal y me presento. Me hacen poco caso, excepto algunos conocidos como Antonio Verdugo, entonces director de Radio Chiclana, que me ayudan a integrarme un poco. Pero lo importante no era hacer amigos, era salir del paso ese día. Chiclana y Betis B empataron a cero en un partido malísimo. Así que si seguía en el puesto después de la primera crónica, eso era lo que me esperaba. Fútbol de Tercera.

La redacción de Deportes del Información y dos ciclistas...

El gran Paco Muriel, fotógrafo del Información, me dio la tarjeta de memoria de la cámara y salí pitando en cuanto terminó el partido. Miguel me esperaba en la redacción. Me ayudaría a enviar la crónica a través del servidor, además de socorrerme en temas de maquetación y fotografía. Elegimos el diseño de página y empecé a escribir, mientras en Jerez (donde estaba la rotativa y donde aún está) se impacientaban porque mi página no llegaba. Tengo la sensación de que tardé mil años en acabar la crónica de un partido insulso que ni siquiera me dio la oportunidad de narrar un gol. Después haría cientos de crónicas en diez minutillos. Ese día repartí ceros a discreción entre casi todos los jugadores (ahí empezó mi fama de polémico en el mundo del deporte chiclanero) y después de corregir, aprender el sistema de guardado de páginas, fotos, etcétera, mandamos la crónica de ese interesantísimo choque. Fin de mi primera jornada laboral. Miguel se fue y yo me quité un peso de encima. Al día siguiente volvería...

Tras eso vinieron cuatro años de periodismo. Una carrera acelerada, examinándome cada día en cada especialidad: reportaje de investigación, entrevistas, crónica cultural, mucho deporte, mucha calle, ruedas de prensa inanes, llamadas telefónicas para buscar temas, enfrentamientos (algunos públicos y otros privados), muchos amigos y una intensa labor social que el Información desarrolló durante esos años, primero teniendo como compañero redactor a Jesús y luego a Ana Rodríguez para finalizar con Felipe Bello. Muriel también pululaba por allí como nuestro referente gráfico a pesar de que nos habían dado cámaras para hacer el trabajo que solo un fotógrafo sabe hacer. Al frente de la nave, Miguel y su habitual, su habitual... bueno, Miguel Verdugo es Miguel Verdugo. Se le quiere, y punto. Y yo en especial, le quiero porque me dio esa oportunidad en un momento jodido, porque me enseñó todo lo que sé de periodismo y porque diez años después sigue siendo amigo mio. Y mira que algún que otro desaire tuvimos a cuenta de según qué tipo de informaciones publicábamos, pero mientras fuera eso...

Falta Felipe Bello... pero es que se dejaba retratar poco. Además, llegó más tarde.

Podría llevarme horas escribiendo sobre mis recuerdos del Información. Tantas como todos los que trabajamos en ese proyecto le echamos a levantar un periódico que durante un tiempo supo ser el que publicara las noticias más jugosas de una Chiclana que vivía tiempos convulsos. El todopoderoso Diario de Cádiz tuvo que inclinar muchos días la cabeza ante un trabajo bien hecho en una redacción pequeñita que casi fue nuestra casa durante esos años. Ojalá se volvieran a vivir esos tiempos porque en este caso, el tiempo pasado sí que fue mejor.

Y todo eso empezó un 8 de diciembre. Hoy hace diez años...

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