domingo, 13 de mayo de 2012

DEL 15M AL 12M: UN AÑO DE INDIGNACIÓN

Sol de noche.
Un tipo que pasaba por al lado nuestra, vestido muy propiamente con los colores de la enseña nacional, musitó una palabra: vergonzoso. Luego me dijeron que era un militante del Partido Popular, cargo de confianza del consejero de Educación de Castilla-La Mancha. A este militante popular le parecía vergonzoso ver a gente en la calle. Le parecía vergonzoso que quien no está de acuerdo con las cosas que el Gobierno está haciendo, se manifiesta, al igual que se manifestaron casi once millones de españoles a favor de su partido el pasado 20 de noviembre. Le parecía vergonzoso ver a jóvenes y no tan jóvenes, marchando por causas comunes. Le parecía vergonzoso que yo estuviera reclamando una salida más racional a la crisis, una oportunidad en serio para poder encontrar un trabajo digno, que quien iba a mi lado, reclamara que por no poder pagar la hipoteca, se quedara en la calle, que mi compañero no tenga opciones de trabajar en la enseñanza pública, porque cada día que pasa con este Ejecutivo, se liquida la segunda parte de esa perífrasis. Le parecía vergonzoso, en defintiva, que usemos la democracia como instrumento para mejorar nuestras vidas. La misma democracia que hace que este sujeto esté cobrando al mes unos 3.000 euros limpios de polvo y paja.

El encuentro con este individuo fue una de las anécdotas del aniversario del 15M, celebrado esta vez tres días antes. Contra todo pronóstico, el movimiento de los indignados ha sacado músculo en una jornada de marchas y de concentraciones reivindicativas a la par que absolutamente cívicas. Quizás, algunos petimetres que sostienen la palangana de los que gobiernan deseaban que hubiese palos, pero no los ha habido. Escuché unas horas antes a la ministra de Sanidad, Ana Mato, decir que el PSOE apoyaba a los que "iban a invadir" la calle. La invadimos, en efecto, pero con la ley de nuestra parte y con el honor de llevar cada uno sus ideas hacia un mismo fin: que no seamos los de siempre los que pagamos el pato. Que recuerde la ministra Mato, que el 15M surgió bajo un gobierno socialista que se las vio y se las deseó para contener una voz que se alzó unánime sobre calles y plazas del país.

Algunas cosas se han conseguido este año. Que se hable de la crisis, no en términos parlamentarios, sino en términos sociales. Que abramos los ojos ante la abominación de los desahucios y que se hayan puesto sobre la mesa nuevas vías para solucionarlos. Que comprobemos como hay una salida alternativa a la crisis, dejando de lado la malhadada austeridad que tanto nos carcome. El 15M nos devolvió las ganas de seguir siendo demócratas, ahora que habíamos envilecido ese concepto, ahora que nos habíamos cansado de votar en cada elección. Hoy, renovamos nuestro compromiso con esa vieja dama, desde el asfalto, desde la calle, con otra voz unánime. Puede que no nos escuchen, pero oirnos, seguro que nos han oído.

Foto:

periodismohumano.com

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