jueves, 20 de octubre de 2011

UNA VOZ QUE YA NO CLAMA EN EL DESIERTO


H
ace años era casi un estigma. Las mujeres que soportaban un cáncer de mama vivían marcadas como si llevaran la A que llevaba en la pechera la protagonista de La letra escarlata. Ese estigma se ha ido disolviendo conforme la información iba crecendo aparejada a la prevención. Hoy, nos encaminamos hacia una solución farmacológica que llegará, tarde o temprano, pero llegará.

La celebración del Día contra el Cáncer de Mama nunca es cuestión baladí. Siempre es una oportunidad para destacar mensajes concretos relacionados con la detección precoz de esta enfermedad que ha afectado a muchas mujeres. Una oportunidad que permite que el mensaje de salud salga a la calle y llegue al conjunto de los ciudadanos, mujeres, varones, niños y jóvenes. Porque no nos equivoquemos. Aunque sean ellas las que sufran los estragos de la enfermedad, todos podemos hacer algo para luchar contra ello.

Las campañas de sensibilización e información van dirigidas a la población general, especialmente a la femenina y tiene como objetivo concienciar a las mujeres de la importancia de hacerse una mamografía como la mejor forma de diagnosticar precozmente esta enfermedad. Es hoy, la mejor medicina contra el mal que les acecha.

Este año, el objetivo es informar a las mujeres mayores de 40 años sobre los aspectos más relevantes del cáncer, poniendo de manifiesto la elevada incidencia de esta enfermedad entre la población femenina: una de cada ocho mujeres desarrollará un cáncer de mama a lo largo de su vida. La buena noticia es que la supervivencia ha mejorado notablemente en los últimos años. Las mamografías periódicas y el avance de los tratamientos permiten tasas de curación del 90 por ciento.

Cada vez está más cerca el día en que el cáncer se cure con fármacos y se convierta en una enfermedad crónica. Las malas noticias cada vez son menos.

Foto: Isabel Martínez.

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