martes, 20 de septiembre de 2011

LO QUE LA FERIA NO SE LLEVÓ


P
robablemente lo que diga en estas letras no guste a alguno, pero la Feria de Albacete necesita un reset inmediato. Necesita cambios, transformaciones, ideas, novedades, dinamismo... porque (otra vez) ha sido igual que siempre.

Tengo claro que un acontecimiento como una fiesta mayor, caso de la Feria de Albacete tienen elementos comunes, imperturbables, que apenas avanzan porque exactamente en esto (en su inmutabilidad), reside la clave del éxito, pero la Septembrina no puede caer en una monotonía que le haga perder atractivo ante los visitantes (los albaceteños van a seguir yendo a la Feria sí o sí). Sin embargo, no nos podemos conformar con seguir siempre el mismo (es el mismo, háganme caso) programa de todos los años. Poco cambia.

Además, este año, ya sea por la crisis o por cualquier razón que se nos escapa, la programación ha carecido de la chispa que ha tenido otros años. Por ejemplo, el pasado año hubo una serie de actuaciones en el Teatro de la Paz (humoristas, monologuistas), que supongo que no salió demasiado caro y que se podía haber perpetuado en el tiempo. Pero la idea cayó a pesar de su éxito de público.

El resto... más de lo mismo. Los mismos actos religiosos (no nos vamos a meter en eso, puesto que están en el origen mismo de la Feria junto a las actividades ganaderas y comerciales), los mismos actos folklóricos, las mismas verbenas, las mismas actuaciones... y el mismo Recinto Ferial...

Aqui viene cuando pueden anatemizarme. Una Feria que gana adeptos cada año y que aspira a traer a más visitantes bajo el paraguas de la Declaración de Interés Turístico Internacional (qué poco han usado esta denominación los políticos este año, cuán trillada estaba en los dos años precedentes), necesita espacios amplios, cómodos. Propongo un cambio de ubicación. Esperen antes de lapidarme por blasfemo. Todas las grandes ferias han pasado por el trance y no ha pasado nada. La singularidad de que Albacete tenga un recinto específico para la Feria es algo que no se debe perder. Simplemente optaríamos por mover atracciones, carpas, casetas y demás zonas de diversión hacia una zona abierta, con buenos accesos, amplias zonas de aparcamiento, dejando La Sartén para los actos más oficiales, los institucionales y los que requieran de una mayor solemnidad. Una Feria, dos centros.

Yo le veo más ventajas que inconvenientes, pero claro, yo no soy nadie...

Foto: José María Martínez.

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