jueves, 18 de agosto de 2011

ALBACETE VERDE


A
lbacete verde. Así se llama una nueva sección que durante todo este verano nos está acompañando en EL PUEBLO de Albacete y con la que queremos darle a conocer al querido lector los parques, espacios de esparcimiento, zonas verdes en definitiva, con las que cuenta nuestra capital. Una idea que surge para poner en valor unos equipamientos que hoy día, se han convertido en esenciales en el desarrollo de toda ciudad que se precie.

Albacete es ejemplo de esa ciudad que creció en el siglo XX bajo las sombras de los árboles de su gran parque: el Abelardo Sánchez, ya centenario y que es referencia ineludible para todo ciudadano. Sin embargo, la capital provincial cuenta con otros espacios dignos de consideración y que estamos repasando en esta sección a lo largo de toda esta temporada. Espacios para el disfrute del personal, para juegos, para diversiones varias, y que más allá del Abelardo Sánchez, se han prodigado por otras zonas de Albacete, cada uno con sus características genuinas. Incluso surgen nuevas zonas verdes como el reciente Parque de los Cuentos, en Imaginalia, restaurado hace bien poco por el afán de los vecinos de aquel barrio.

En tiempos en los que se habla mucho (aunque a menudo, no demasiado bien), de medio ambiente y del concepto volátil (que levante la mano algún político que sepa definirlo), de sostenibilidad, contar con suficientes zonas verdes se ha convertido en una necesidad. Incluso en las leyes urbanísticas está previsto que surjan anexas a nuevos desarrollos de viviendas o de otros equipamientos. El verde para conjugar el efecto gris del ladrillo. No es mal plan.

Salvando las distancias, el Abelardo Sánchez es para Albacete lo que el Central Park para Nueva York, el Hyde Park para Londres, el Vondelpark para Amsterdam o el Tiegarten para Berlín, incluso podría ser nuestro particular Retiro o nuestro Parc de la Ciutadella. Todos ellos son espacios verdes que han trascendido las líneas del mero parque. Son ciudad, se han convertido en los corazones de esas urbes. La gente "vive" allí. Camina, pasea, corre, hace ejercicio, veranea, disfruta, come, bebe, se va de fiesta, encuentra cultura, incluso hay tiempo para retozar con el amor de turno. Lo bueno que tiene Albacete es que casi cada barrio puede disfrutar de una zona que si bien no tiene el carisma o el glamour de un Central Park, si que cuenta con ese aroma de ciudad de provincias (sin matiz peyorativo, por favor), o de barrio que lo hace genuinamente especial. Por eso, creo que aunque sigamos en tiempos de crisis (¿acabará alguna vez?), los políticos -los que están ahora y los que vendrán en un futuro-, deben hacer un esfuerzo con contemplar en su quehacer cotidiano, el fomento de estas zonas verdes. Más y mejores. Lo dicho; son ciudad y como tal debemos darles la categoría que se merecen.

Foto: es.wikipedia.org

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