lunes, 6 de junio de 2011

LO QUE ESTÁ HECHO Y LO QUE QUEDA POR HACER


C
omo nos apuntamos tarde, parece que tendríamos que ir unos cuantos pasos por detrás, pero no. A pesar de que aún existen algunos gurús negacionistas (que no viven en desiertos lejanos ni en altas montañas), sobre el hecho del cambio climático, España ha sabido posicionarse en un buen puesto de salida en la carrera por la preservación del medio común, ese entorno natural que en nuestro país es uno de los valores que nos diferencia... y por el que se nos aprecia.

En los últimos años, decimos, España se ha colocado en la élite mundial en lo tocante a arbitrar políticas y legislación que sean proclives a la conservación del medio ambiente. Leyes hidrológicas, de suelo, urbanísticas, penales (contra los que cometen delitos medioambientales),... Todo un corpus legislativo y normativo que busca proteger bienes que no son perennes, y que también buscan luchar contra el tiempo perdido en las décadas precedentes.

Parece que ahora está de moda hacerse de la comuna ecologista, pero no es una cuestión de estética sino de una ética que se presume necesaria cuando por comportamientos irresponsables y por omisión (igualmente ofensiva) de los que pudieron hacer algo en su momento, y no pusieron las herramientas para evitar esas conductas.

Naturalmente, España tiene trabajo por hacer. Si cuestionamos a los grupos ecologistas sobre el estado medioambiental del país, a buen seguro que darían un suspenso rotundo a las medidas practicadas en los últimos años. Ellos quieren más. Lógico. Pero ésto no es una carrera de velocidad, sino una de resistencia en la que quien llega con más fuerza a la meta, es el que gana.

España tiene que que ir forjando una identidad conservacionista, protegiendo aquellos entornos naturales que nos hacen más ricos como país, pero también actuado con absoluta contundencia ante aquellas insensateces (léase, un desarrollo urbanístico descontrolado en algunas zonas de costa unido a la corrupción política en la mayoría de las veces). El delito que se cometa contra el planeta, es el que se comete contra nosotros mismos.

Foto: El Pueblo.

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