viernes, 27 de mayo de 2011

MERKEL COMPARA


D
esde luego, Angela Merkel no se está ganando que la nombren ciudadana honoraria de Palma de Mallorca (¿nuevo lander?), ni visitante ilustre de España, después de la rajada de esta semana. La canciller alemana dijo que no le parecía justo que españoles, griegos y portugueses trabajasen menos, se jubilaran antes y tuvieran más vacaciones. Suena a rabieta de patio de colegio, pero parece que los torpedos van a la línea de flotación de las economías más frágiles de la Europa comunitaria (que sí, que han cometido fallos, que han tenido décadas de adocenamiento sin cambiar estructuras, pero...).

Vayamos por partes. Merkel compara, pero compara mal. Lo que la presidenta de todos los alemanes no ha precisado es que en España la edad de jubilación ya se ha aumentado hasta los 67 años, y de una forma más rápida que Alemania, donde el año próximo empezará a contar un mes más de trabajo por cada año hasta llegar a los 67 en el horizonte de 2029, cuando en España se alcanzará en 2027. Distintos son los casos de Grecia y Portugal.

Pero es que esta misma semana, una comisión de expertos le dijo a la señora Merkel que debería ir subiendo paso a paso la edad de jubilación hasta los 69, a causa de problemas demográficos.

Otra cosa que no admite Merkel es que una cosa es la edad legal de jubilación y otra, la real, la media, que en Alemania no llega a los 62 años y en España pasa de 63... ¿Perdone, señora Merkel?

Pero hay más. Tema vacaciones. Las vacaciones mínimas en Alemania son de 20 días laborables, aunque es normal que trabajadores y empresas lleguen a acuerdos para ampliarlas a 30 días. ¿Pueden decir lo mismo los trabajadores españoles? Además, la jornada laboral germana apenas pasa de las siete horas diarias, mientras que en España está en las ocho. Y ya de sueldos, ni hablamos. Más claro, imposible.

¿Por qué Merkel se empecina en enrocarse en una posición que busca una comparación de situaciones de dos realidades diferentes? Probablemente busca justificaciones ante lo que son problemas internos, puesto que, aunque Alemania crece a buen ritmo, los sondeos electorales y la presión ciudadana, están amargándole el sueño a la señora Merkel a la hora de tomar ciertas decisiones complicadas. Busca ejemplos en el entorno que le salven el cuello, pero en el caso de España ha pinchado en hueso. Demasiados sacrificios estamos soportando gracias a las políticas que la derecha política y económica que gobierna en la Unión Europea está decidiendo en los últimos tiempos al calor de la crisis, y con la aquiescencia del Gobierno (socialista) de José Luis Rodríguez Zapatero.

Estaría bien que Alemania se centrara en sus problemas en vez de tutelar al resto de países de la Unión Europea. No tendríamos que estar justificando continuamente que ya no somos tercermundistas.

Foto: masbolsadevalores.blogspot.com

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