viernes, 21 de enero de 2011

A VEINTE AÑOS VISTA


U
na ciudad tiene que reinventarse cada cierto tiempo y una de las herramientas que ayudan a conseguirlo son los planeamientos urbanísticos. Algunos de estos documentos son de medio-largo recorrido, digamos que apuntan a un desarrollo a cinco o diez años vista. Otros, en cambio, vinculan ese futuro de la ciudad a estrategias más detalladas que apuntan a un horizonte cercano a las dos décadas de seguimiento.

Algo parecido a este último presupuesto es lo que persigue Albacete con su nuevo Plan de Ordenación Municipal, que en este 2011 tiene que ser una de las noticias destacadas del año. Sin embargo, asistiremos a los primeros balbuceos de un documento que tienen que trazar las líneas futuras de desarrollo de la capital. La alcaldesa lo ha dicho: se está hablando del escenario en el que se “jugará el partido” durante las dos próximas décadas.

El documento urbanístico que se ha puesto sobre la mesa, y que ahora tendrá que pasar por los preceptivos trámites legales tales como exposición pública, alegaciones, revisión por parte de la Junta, etcétera, cuenta con el aval de contar con un alto grado de participación social y compromiso político. Además, el equipo redactor ha propuesto varios escenarios de desarrollo. De la lógica política saldrá el resultado final hacia el que nos tendremos que encaminar en los próximos años.

También conviene aclarar ciertos conceptos. Un plan de estas características no denota simplemente crecimiento urbanístico. Está claro que es un componente importante desde el punto de vista de cohesión social y desde lo tocante a la economía (por aquello de aprovechar los excedentes de aprovechamiento), pero un documento como éste llega a tocar más sensibilidades. Además, la transversalidad teñirá casi todos los contenidos del documento, ya que esa es la pretensión del equipo de Gobierno, que busca remozar el anterior documento que se ha quedado obsoleto en ciertos aspectos.

Quizás podemos ponerle un pero al avance que hemos conocido del documento. La ciudad saltará las vías del tren, pero no sé si a nadie se le ha ocurrido que ese salto provocará que la ciudad se divida en dos. En otras ciudades, el soterramiento del ferrocarril ha traído mayor cohesión. Probablemente hayamos perdido una oportunidad histórica para ver el AVE enterrado (físicamente y no figuradamente como algunos han pretendido). Las ventajas eran claras. Lo que no queda claro es por qué en algunos de los supuestos no se había incluido esa realidad.

De todas formas, queda tiempo para la reflexión, el análisis y el consenso. Albacete se merece un modelo de ciudad habitable y sostenible. Esperemos que con el devenir de los años, lo plasmado negro sobre blanco salte más allá de los márgenes del papel.

Foto: El Pueblo.

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