viernes, 22 de octubre de 2010

EN EL FILO DE TRADICIÓN


T
radición no significa desfasado. Artesanía no está reñido con progreso. Ambos conceptos se unen para definir la que ha sido durante siglos, la principal industria que ha tirado del carro de la economía albaceteña, una cuchillería que viviendo momentos no precisamente boyantes, se reivindica a golpe de buenas iniciativas apoyadas por todos. La última: el Parlamento Europeo da luz verde a un reglamento por el cual se va a exigir la catalogación del made in a las exportaciones que lleguen de terceros países. Se obtiene así una equiparación de derechos en la comercialización de productos similares, en román paladino: si el cuchillo de Albacete cuenta con un made in que habla de la calidad que se ha seguido en el proceso de su realización, se exige ahora lo mismo a la competencia más directa que está teniendo este producto y que llega desde el lejano Oriente. La competencia desleal queda descabalgada gracias a la labor del sector cuchillero y al apoyo de la clase política.

Y es que la cuchillería necesita ser reivindicada, por todo aquello que le ha dado al conjunto del tejido productivo de Albacete, y por lo que aún puede darle. Ante esa competencia desleal que viene de países como China, el concepto de calidad es el que debe presidir la actividad de las empresas que aún mantiene vivo el nombre del cuchillo albaceteño.

Importante también es la labor de difusión tanto del producto como de la actividad manufacturera. En este sentido, iniciativas como No te cortes, destinada a los más pequeños, se configuran como elementos insustituibles para que la esencia de esta industria tan artesanal como efectiva para nuestra economía, siga manteniendo su estatus en un mundo cada vez más competitivo.

Foto: Laura Arroyo

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