martes, 14 de septiembre de 2010

ACORTANDO DISTANCIAS, HACIENDO PAÍS


A
goreros abstenerse de comentarios difamatorios. El AVE marcha. Y marcha bien. Antes de final de año, el corredor de Levante se abre en canal a la alta velocidad ferroviaria, colocando un hito más en la historia de esta infraestructura. Con la apertura de la línea Madrid-Valencia (pasando por Cuenca y Albacete), España se convertirá en el país que más kilómetros de alta velocidad tiene en funcionamiento en todo el mundo, algo que en 1992 parecía impensable cuando se inauguraba el AVE Madrid-Sevilla.

Pero ese sueño se ha hecho realidad y en la tercera semana de diciembre, el tren de alta velocidad llegará a la Estaciò del Nord valenciana, dejando conectadas la capital del Estado y la del Tùria en una hora y media.

Lo interesante de conectar ambas ciudades es que no sólo se benefician ellas de los incentivos que acarrea este tren rápido. Lo que hay entre ellas también existe, también participa del logro, también se beneficia del ingenio ferroviario y el desarrollo también se apunta en los haberes de las ciudades de Cuenca y Albacete. Mucho se ha pensado, especulado y soñado con el AVE en Albacete. Algunos han sido los palos en las ruedas, pero la marcha de esta infraestructura tiene suficiente ímpetu como para que esos agoreros abunden en pequeñeces ante el gigantesco logro que supone conectar territorios, cohesionar comunidades, hacer país en definitiva.

La estratosférica inversión en el tren de alta velocidad tiene su contrapunto en las ventajas que conlleva el paso del mismo por ciertos territorios. Todos quieren el AVE, pero el AVE tiene que ser un elemento de desarrollo allá por donde pase. Y en este caso, Albacete se lleva las de ganar como nudo de comunicaciones y eje fundamental en las conexiones entre el centro y el este del país, entre el sur y el norte. La apuesta que ADIF y RENFE han hecho para el paso de este tren por la capital provincial es demasiado importante como para verla pasar.

Foto: Sergio García.

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