martes, 23 de febrero de 2010

UN TRABAJO DE NARICES


M
omento para el lamento. Hay que ver lo maltratada que ha estado la profesión circense en general, y la de payaso en particular, durante muchos años. En un país en el que hemos tenido una tradición extensísima, desde los exquisitos Charlie Rivel o Tortell Poltrona, hasta los más mediáticos de la familia Aragón, estos transmisores de la alegría deben recibir nuestro particular homenaje... Un homenaje como no podía ser de otra manera, de narices.

Foto: Raúl Moreno

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