miércoles, 24 de febrero de 2010

¿FORMADORES O REPRESORES?


O
tro asunto para sentarse, proponer ideas y debatirlas. Eso que no se hace en este país. Cada vez que hay alternancia en La Moncloa, los sistemas educativos sufren una conversión fulminante, sesgando todas las reformas aportadas por el Gobierno anterior y aportando nuevas medidas sustitutorias. Cuando de nuevo se produce un cambio, más reformas. Así se llega a prostituir un sistema educativo que ya no lo reconocen ni los legisladores que lo parieron.

Ahora la moda es la de hablar de la autoridad en clase. Debate ficticio, inventado, interesado, por algunos para poner contra las cuerdas al Gobierno de turno. ¿Existe violencia en las aulas? Sí, pero no vayamos a comparar un colegio o instituto de nuestro país con Columbine. Eso es hacerle un flaco favor a nuestra educación.

Es una realidad el hecho de que existen problemas en las aulas. Alumnos díscolos, con falta de disciplina, con graves faltas de comportamiento y convivencia que de vez en cuando tienen altercados con los profesores. Algunas, como la ínclita Esperanza Aguirre, busca infundir de “autoridad” la figura del maestro. Ya nos imaginamos a los docentes armados hasta los dientes en vista de la “peligrosidad del ganado” con el que se tiene que enfrentar (si me permiten el símil).

Sin embargo, como tantas veces ocurre cuando habla un político, el revestir de autoridad al profesor no es más que un brindis al sol que no ataca al problema en su génesis, que no es otro que la familia. El aspecto más urgente que debemos abordar en la cuestión educativa es el papel de los padres. En los últimos años, hemos asistido a una clamorosa dimisión de la figura paterna como elemento educador de sus vástagos. Sí, si. Han leído bien. Educador. Aquí quien educa son los padres. Quien forma, el profesor. Cuestión de matices (de grandes matices, diríamos), que se nos ha perdido por el husillo de la desinformación interesada que algunos hacen de este problema. En cuanto sepamos donde tenemos que actuar y busquemos prioridades, podremos empezar a hablar. Hacerlo antes de eso, es perder el tiempo.

No hay comentarios: