lunes, 12 de octubre de 2009

EL ENCONTRONAZO DE AMÉRICA


C
ristóbal Colón, guiado por la mano de Nuestro Señor Jesucristo y financiado por la corona bicéfala de Castilla y Aragón, descubrió América en 1492. Fue un viernes 12 de octubre. Pero ¿no fueron los vikingos los que estuvieron allí 400 años antes? ¿O es que allí no vivía nadie antes de todo eso? La historia no lo cuenta... por lo menos la oficial. También la misma historia cuenta que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre en divisar dos océanos a la par mientras estaba subido en un promontorio en lo que hoy es Panamá. Los que habitaban la zona desde tiempos inmemoriales debían estar ciegos para no ver tanta inmensidad de agua a diestra y siniestra. También es curiosa la ignorancia supina de aquellos indios que no sabían que el chocolate se llamaba chocolate o la canela, canela. A lo primero, los mayas le llamaban xocolatl. Nada que ver con nuestro castellano, oiga. Creo que en realidad, los que pasaban su vida por allí antes de nuestro descubrimiento eran totalmente mudos, por eso no sabían que el chocolate se llamaba chocolate. Pero sí que hablaban. Emitían sonidos difusos, guturales. Como Colón no los entendía, decidió que no sabían hablar. Por eso el chocolate se llama chocolate.

También causó impresión que fueran desnudos. Seres sin razón ni entendimiento les llamaron. Lo que ellos no comprendían es que los extraños venidos de la mar estuvieran tan arropados con la calor que hacía en la playa de Guanahaní. A esos indios desnudos, se les llamó indios porque para Colón y sus acompañantes eran de la India... aunque el error fue subsanado... varios decenios después. Mientras tanto, aquello era la India y no se hable más. Bajo esta premisa, Colón dictó en 1494 que Cuba era parte de Asia. Como testigos de la aseveración estaban sus marineros. Todos dieron fe con su firma (los analfabetos también rubricaron). Aún no existían Guantánamos ni Fideles. Es que lo de los ojos rasgados equivocaba.

Claro, que siendo Cuba parte de Asia, los descubridores veían lo que querían ver y no lo que realmente veían. Por eso, la nueva tierra era donde se localizaba la fuente de la juventud, El Dorado, el país de la canela, y quita que por allí también estuviera el país de la gominola. A su vuelta al Viejo Mundo relataron estas maravillas de su imaginación y a sus habitantes (también imaginarios). Sirenas con cara de hombre y plumas de gallo, mujeres con orejas que llegaban hasta el suelo, hombres con los pies al revés...

Todo esto y más fue recogido en la primera Historia de América que se escribió. Fue un tal Pedro Martín de Anglería, que describió con todo detalle los usos y costumbres de los indígenas, las maravillas encontradas en esas tierras ignotas y la bravura de los conquistadores bajo la égida de la corona castellano-aragonesa. Y toda esa sutileza en la descripción sin haber pisado nunca América.

Años después de todos estos sucesos, Isabel y Fernando (y sus sucesores), vieron que aquellas tierras despobladas y llenas de riquezas debían ser de alguien. Los indios no contaban para tal empresa. Decidieron que debían ser para la corona. Y parecioles bien. Así dictaron los Requerimientos que en vísperas del asalto a cada aldea explicaba a los indios que Dios regía el mundo y que había delegado en San Pedro y que San Pedro cuando se fue nombró por sucesor al Santo Padre y que el Santo Padre había hecho merced a la reina de Castilla de toda esta tierra y que por eso debían irse de aquí o pagar tributo en oro y que en caso de negativa o demora se les haría la guerra (justificada, claro) y ellos serían convertidos en esclavos y también sus mujeres y sus hijos, no sin antes ser bautizados. Pero este Requerimiento de obediencia se leía en el monte, en plena noche, en castellano y sin intérprete, en presencia del notario y de ningún indio, porque los indios dormían, a algunas leguas de distancia, y no tenían la menor idea de lo que se les venía encima.

Los españoles también llamaron caníbales a algunos indios porque hacían sacrificios a sus dioses (¡cómo que dioses! Dios sólo hay uno... pero que también es trino... Entonces, ¿en qué quedamos?). Caníbales. Igual de caníbal que el Cerro Rico de Potosí, alimentado durante siglos de la sangre derramada por esclavos indios para llenar de oro y plata las bodegas de los barcos españoles... aunque luego muchos de ellos fueran desvalijados por los piratas (perdón, servidores de la monarquía), ingleses. Otro tipo de canibalismo, ¿entienden?

Hasta hace poco el 12 de octubre era el Día de la Raza. Ahora lo llaman el Día del Encuentro. Pero, ¿cuándo nos hemos encontrado los del Nuevo y los del Viejo Mundo? ¿No sería más lógico decir Encontronazo de América en lugar de Descubrimiento?...

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