martes, 14 de abril de 2009

ELLOS SON EL SEXO DÉBIL


E
n una sociedad como la actual en la que se apuesta por la igualdad de géneros, apelando incluso en determinadas circunstancias a la discriminación positiva, los hombres empiezan a aparecer como el sexo débil en ciertos ámbitos, pero en el que se llevan la palma es en el educativo. El fracaso escolar en los chicos casi dobla (45 por ciento frente al 26), al de las chicas. Tanto es así que si “eliminásemos” de las estadísticas a la parte masculina, España estaría en unos parámetros normales de fracaso escolar equiparándose a países que nos llevan en este momento, lustros de distancia en la lucha contra esta lacra.

España suspende un año sí y otro también en los informes PISA, esos que dicen que apenas tenemos idea de matemáticas y que en lenguaje estamos a la cola de los países europeos. La vergüenza que nos da conocer estos datos lleva la reflexión hacia el punto en el que nos hacemos ciertas preguntas como por qué los chicos caen en el fracaso escolar en mayor proporción que sus compañeras o si está en crisis el sistema educativo. Los expertos dan variadas razones para explicar este fenómeno y puede que todas sean válidas, pero lo que está claro es que en el fondo de la cuestión arrastramos vicios del pasado.

Ni el actual sistema educativo es tan malo, ni el que nos dejó la Ley General de Educación del 70 era tan perfecto. Probablemente es que antes las estadísticas nos la traían al pairo y ahora nos bombardean más con estos datos, pero fracaso escolar existía y existirá, a no ser que nos pongamos manos a la obra de forma seria y coherente. Lo de los vicios del pasado lo decía porque a pesar de lo avanzado en tiempos democráticos, la pesada losa del franquismo nos sigue pasando factura.
En determinados aspectos seguimos teniendo defectos de una educación monocolor, cerrada, conservadora y para nada transversal. Los posteriores intentos por modernizar nuestra educación han chocado luego con disputas políticas (¿qué sabrán ellos de educación?) y con la falta de recursos (por lo general monetarios), para llevar a cabo unas ideas que sobre el papel parecían acertadas.

El caso es que también el aspecto biológico afecta al hecho de que las chicas superen a los chicos. Ellas aprenden a leer antes y su nivel de comprensión y madurez es más elevado en edad infantil. Sin embargo, ellos apuntan alto en áreas de ciencias. El componente cultural y atropológico también juega fuerte puesto que aún colea el estigma de que la mujer debe pensar en fundar una familia (¡ay!, esos resabios franquistas), y por ello le van más estudios de letras y humanísticos que los de ciencias que son más exigentes... O eso dicen.

Quizás podamos sacar de las terribles cifras que arroja el fracaso escolar, algo positivo. Y es que la mujer puede dar un paso de gigante al apuntarse el tanto de ser el sector de la población mejor formada del país. Toca ahora que a las que parecen ser el sexo fuerte, las dejen “encargarse” de llevar adelante esta sociedad. Esa quimera puede ser realidad si el “sexo débil” no empieza a tomar nota.

2 comentarios:

Alfonso Piñeiro dijo...

También habría que preguntarse porque las estadísticas nacionales de fracaso son tan diferentes de los datos que arrojan informes como el PISA. ¿Se hinchan los curriculos escolares?

Ojo con el "apostar por". Pérez-Reverte dejó escrito que es lenguaje de políticos... y razón no le falta.

Veo que renovaste contrato... Bene. No todo el monte se quema, y algunas flores (por asilvestrado, no por delicado, que seguramente también lo seas), siguen campando y llenando el desértico monte del papel satinado.

Miguel A. dijo...

Conviene no fiarse de las estadísticas. Sirven para nuestros propósitos, pero a veces son muy puñeteras y es que ésta es una ciencia que dice que si tu vecino tiene dos coches y tú, ninguno, ambos tenéis uno...

Yo apuesto. Me gusta el riesgo. A veces se pierde, pero no quiero pasar por esta vida siendo un cobarde... y en cuanto a los políticos... son tan "bonicos" (cuando le sacas algo, claro)...

En efecto, me han hecho indefinido, cosa que aunque pueda tranquilizar en estos momentos de zozobra económica, tampoco me convierte en funcionario... Además, ya sabes con lo que lidio aquí cada día...