domingo, 1 de febrero de 2009

DE RE MILITARI


D
esprovistos ya del barniz fascistoide del régimen franquista, el Ejército español se ha convertido en avanzadilla de lo que debe ser un cuerpo militarizado de élite y que está a la última. Las campañas que actualmente podemos ver en televisión, alabando las virtudes de un estamento que no se dedica a guerrear y sí a pacificar, que no cuenta con avezados aprendices de sátrapas y sí con voluntades de hierro puestas a disposición de hacer el bien, que casi rechaza su papel militarista por prestarse a una labor humanitaria, son idóneas para identificar al actual Ejército de España.

Buena parte de estos éxitos habrá que debérselos a Narcis Serra, ministro de la cosa militar en tiempos de Felipe González y que supo democratizar un cuerpo acostumbrado a golpes de Estado y asonadas para subvertir el orden establecido. Casi treinta años después de esa proeza, el Ejército español mira al futuro con intereses renovados, después de labrarse justificada fama en campos de batalla ajenos donde cosecha, no victorias militares, pero sí morales. Ahí están las intervenciones españolas en los Balcanes, en Guatemala, en Oriente Próximo, en Afganistán, etcétera. El único pero que está en el haber de este estamento fue Irak. Punto negro no por deseo de los militares, sino por capricho de un señor seguidista de las políticas del ya ex inquilino de la Casa Blanca.

Solventado ese error, los militares son hoy día considerados como una de las instituciones más respetadas del país. Su papel humanitario en confines lejanos ha hecho mucho por esa imagen ganada a pulso. La integración de la población inmigrante es otro punto a favor de la actual consideración del Ejército. Falta por mejorar un tanto las condiciones económicas de la escala militar para poder decir que contamos con un cuerpo adaptado a los tiempos. Lástima que estos avances ya no puedan ser disfrutados por los tres pilotos fallecidos en Albacete hace unos días. Los éxitos futuros también serán suyos.

2 comentarios:

Alfonso Piñeiro dijo...

Vaya, pues ambos apuntamos a cosas parecidas: la "modernura" de la cosa militar actual. Siempre se nos olvida que lo "caqui" para vestir al Estado fue un invento de las izquierdas, frente a quienes pretendían que sólo los nobles dirigieran las guerras, y sólo los parias se dejaran la sangre

Miguel A. dijo...

Ayy, si creo que ya hemos superado aquello del Si vis pacem, para bellum, y mira que nos ha costado... Unos dos mil años, más o menos...