miércoles, 7 de enero de 2009

UNA ASIGNATURA PENDIENTE MENOS


Y
a tocaba.. En pleno siglo XXI, una institución centenaria como la Guardia Civil alcanza la democracia. Inusitado era que mientras el resto del país disfrutaba de las comodidades de la libertad, los miembros de la Benemérita se guiaban aún por reglamentos estáticos, inmovilistas y más basado en lo consuetudinario que en la realidad palpable a pie de calle.

Muchas han sido las reticencias a las que han tenido que hacer frente los miembros del benemérito cuerpo. La lucha denodada por conseguir democratizar el Instituto Armado emprendida hace años por la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), da sus frutos en forma de futuro Consejo en el que estará representado el Gobierno en la figura del Ministro del Interior (ese es otro paso, desvincular de su carácter militar al cuerpo), y miembros de todas las escalas. Queda patente el deseo democratizador e integrador de todos los que forman parte de la Guardia Civil.

Pero no queda ahí la cosa, porque el próximo día 22, la Guardia Civil aparte de sumarse a la democracia, buscará lo que hace mucho debía haber conseguido de no haber sido un elemento deudor del régimen franquista: la consideración de “trabajadores” de todos sus agentes, porque hasta este momento, no había opción de discutir sobre cuestiones tan normales como los derechos que deben ser inalienables para cualquier “currante”. Eso se escapaba de la esfera de la Benemérita y con estas elecciones, por fin se va a subsanar.

Con un programa altamente progesista (desarrollo de políticas de igualdad, complementos salariales, fomento de la presencia social del cuerpo, etcétera), la Guardia Civil quiere enterrar aspectos negros de su pasado y reafirmar lo que una mayoría de españoles ya tiene en consideración: que es una de las instituciones más respetadas del país. Logros estos que no restan espacio a la memoria de aquellos que cayeron en el desempeño de su labor, entonces sin derechos algunos.

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