martes, 27 de enero de 2009

GATO POR LIEBRE


N
os engañan como quieren, hacen de nosotros unos pulchinelas a los que meter la mano por detrás y guiarnos así por el lado oscuro. Nos toman por tontos y nosotros tragamos. En definitiva, nos dan gato por liebre y aquí los sufridores, nos comemos tan ricamente al felino y tan a gustito. Los mandamases de las televisiones de España, los programadores, los que nos sirven cada día el menú de higadillos y vísceras con el que nos relamemos golosamente, han declarado la guerra al cliente, al televidente, al españolito que cada día enciende su televisor para ver con qué programa puede vomitar más.

Obviando entrar más en profundidad en el asunto de lo que ha venido en llamarse telebasura, la falta de respeto que muestran las cadenas de televisión para con los televidentes es supina. Verbigracia: desde hace un par de semanas una tele cuyo nombre no quiero decir pero que tiene un 3 en su denominación, anunció a bombo y platillo la emisión de una película llamada Diamante de sangre, en la que actúan entre otros el amigo Leonardo di Caprio. Es un film en el que se denuncia el tráfico de diamantes con el que se sufragan guerras de matiz étnica en el África negra. Una buena propuesta para tumbarse en el sofá y echar un buen rato. Sin embargo, por arte de birlibirloque, la que programaron es otra que se llama Diamantes de sangre y que tiene formas de telefilm más que de película al uso. Gato por liebre, estimado lector. Dos semanas anunciando una para que luego el día de antes pusieran otra. ¿Cómo se llama eso? Estafa, engaño... pónganle el nombre que quieran.

El caso es que los que vemos televisión no nos damos por aludidos. Los programadores hacen con nosotros lo que quieren y nosotros pasamos del tema. Si tenemos nuestra ración diaria de mierda hertziana, nos conformamos. Pero, ante tal desplante de cadenas como la que lleva un 3 en su nombre o la que dominan los italianos y que es refugio de las miserias más inimaginables que se pueden concebir en una televisión, la ciudadanía debería reaccionar y responder. No valen amargos lamentos de sesudos analistas diciendo que la tele tiene que ser educación (ahora me entero yo, creía que fue creada para divertir), y que la telebasura debe desaparecer (como si fuera tan fácil. No se dan cuenta de que la gente quiere ver eso). La reacción debe ser global. Una especia de utópico boicot, de huelga de párpados caidos o de mandos sin pilas para que no pusiéramos durante un día, solo 24 horas los pestilentes contenidos de estas cadenas.

¿Qué se conseguiría? Probablemente nada... bueno sí, ese día con shares y audiencias por los suelos, los mandamases se quedarían temblando con el susto metido en el cuerpo. Imaginándonos sólo esa escena, la causa ya valdría la pena. ¿No creen?

2 comentarios:

Alfonso Piñeiro dijo...

¿De verdad piensas que unos índices de audiencia por los suelos hacen temblar a los mandamases? Se cuenta por ahí que... bueno, mejor no miento la bicha, ¿verdad?, que tú y yo sabemos bien a que tele"visión" se refieren los rumores de esta nuestar locali(d)a(d).

Miguel A. dijo...

Es cuestión de que pasen un mal día pensando por qué la gente no ve la mierda que ofrencen... sólo eso.